martes, 20 de mayo de 2008

Promotores de biocombustibles, al acecho de toda la flora para explotar su energía


Las plantas, árboles y toda la flora están en la mira de los promotores del uso de biocombustibles, ya que no sólo buscan obtener energía del maíz -alimento básico de millones de personas- y de la caña de azúcar, sino de todo los medios posibles; esto lo impulsan minimizando los eventuales impactos ambientales y con alarde de beneficios aún no comprobados.

Generalmente hacemos, todo lo posible para complicarnos la vida. (Abel Desestress)

En el afán de los países desarrollados por controlar todas las probables fuentes de energía, Estados Unidos desde 2006 destinó más fondos a la investigación para encontrar "métodos de punta" para producir etanol o biodiesel de hasta astillas de madera, tallos de plantas y pastos altos, según anunció el presidente George W. Bush, en su informe anual. En este nuevo negocio, no sólo participan los gobiernos, sino también las grandes empresas petroleras, comercializadoras y automotrices.

Así, se ha multiplicado la búsqueda de posibles fuentes energéticas que ayuden a sustituir el elevado porcentaje del consumo del petróleo. "El creciente entusiasmo por los biocombustibles en Estados Unidos surge en parte de reconocer tardíamente que las existencias de petróleo en lugares políticamente volátiles del mundo no podrán ser adquiridas tan fácilmente como se pensaba, mediante acuerdos comerciales o guerras", indica el Grupo ETC en el estudio Ingeniería Genética Extrema.

Advierte que el otro camino por el que apuestan los países desarrollados es "el enfoque de la biología sintética para diseñar especialmente un microrganismo que pueda ejercer múltiples tareas, incorpore una maquinaria de degradación de la celulosa, enzimas que descompongan la glucosa y conductos metabólicos que optimicen las conversión eficiente de biomasa de celulosa en biocombustible".

La cantidad de biodiesel o etanol que se puede obtener varía con el tipo de cultivo, pero en general se necesitan enormes extensiones de tierra cultivable para producirlos, ampliando los monocultivos que dañarán el medio ambiente. "Con la cantidad de cereales que se necesitan para llenar el tanque de una camioneta, se puede alimentar una persona un año entero", señala Silvia Ribeiro del Grupo ETC.

Además, para producir un litro de etanol, en el caso del maíz, se utilizan 2.37 kilogramos del grano, cuatro litros de agua y 500 gramos de carbón, lo cual implica un mayor consumo de energía y una mayor contaminación por el uso de químicos, agrega.

Asegura que "las empresas Syngenta, Monsanto, Dupont, Dow, Bayer y Basf, que producen cultivos transgénicos, tienen inversiones en sembradíos diseñados especialmente para la producción de biocombustibles como etanol y biodiesel. Asimismo, mantienen acuerdos de colaboración en este rubro con Cargill, Archer Daniel Midland y Bunge & Born, transnacionales que dominan el comercio mundial de granos", y de esto también esperan obtener beneficios las petroleras y las automotrices.

Asevera que de los biocombustibles, el 99 por ciento de lo que se produce corresponde a etanol, seguido del biodiesel. El auge mundial se desató cuando en 2006 el Grupo de los Ocho pidió al Banco Mundial que cambiara el marco de préstamos energéticos para dar impulso a los biocombustibles.

En México, esto se ha trabajado desde hace muchos años, pero no ha existido un apoyo importante, ya que la experiencia nacional se enfocó más en la producción de biogás, señala Omar Masera Cerutti, especialista del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coordinador del estudio Potencialidades y Vialidades del Uso de Bioetanol y Biodiesel para el Transporte en México, elaborado a solicitud de la Secretaría de Energía, el Banco Interamericano de Desarrollo y de la Deutsche Gesellschatf für Technische Zusammenarbeit (GTZ).

La generación de biocombustibles es un tema reciente en la agenda nacional y "lo más importante es saber poner los términos en que el etanol o los biocombustibles pueden y deben desarrollarse, y cuál es el papel que pueden jugar, pues ambos productos son la alternativa que va a ayudar a reducir, más no a sustituir, el uso de petróleo en México".

Masera Cerutti, también presidente de la Red Mexicana de Bioenergía, aseguró que en el mediano plazo se podrá reducir el consumo de combustibles fósiles de un 10 a 15 por ciento con la producción de etanol y biodiesel, aunque destacó que "ninguna medida por sí sola resolverá el problema de contaminación y gases de efecto invernadero, pues lo que se requiere es un menú de opciones, y hablar de un 10 o 15 por ciento es un tasa importante, pero debemos conjugar opciones".

De acuerdo con proyecciones del estudio citado, en la generación de biodiesel se requiere una inversión de 3 mil 100 millones de pesos para alcanzar la meta de sustituir 5 por ciento de combustibles fósiles por el bioenergético, ya que se requeriría la instalación de 10 plantas industriales con capacidad de 100 mil toneladas al año, cada una, o más de 140 instalaciones pequeñas con capacidad de 5 mil toneladas al año, que daría una proyección de sustentabilidad ambiental que "permitiría ahorrar cerca de 1.7 millones de toneladas de bióxido de carbono al año para 2010 y de 7.5 millones para 2014".

En México, las perspectivas optimistas de la Secretaría de Energía omiten los eventuales impactos ambientales. Se propone explotar la producción comercial de biodiesel utilizando el cultivo de oleaginosas, así como el uso de grasa animal y aceites reciclados, aunque expertos en bioenergéticos reconocen que el éxito del proyecto dependerá de una introducción "gradual" del biocombustible que garantice la aplicación de medidas que incentiven el mercado correspondiente, con el fin de alcanzar un meta de sustitución de entre 2 y 5 por ciento del diesel de petróleo después de 2012.

El documento refiere que aún cuando la producción de biodiesel, en una primera etapa, podría generarse con aceites y grasas recicladas -ya que los insumos más "competitivos" son palma, girasol y soya-, los análisis económicos demuestran que en todos los casos los precios de producción son mayores que el costo de oportunidad del diesel comercializado por Petróleos Mexicanos.

En el estudio, los expertos señalan que la producción masiva de biodiesel requiere de un aumento "muy significativo" en el área de cultivos oleaginosos, y reconocen que México en este momento "ni siquiera cubre la demanda de aceites comestibles".

Aun cuando destacan que se debe evitar la competencia por el uso de la tierra para fines de alimentación o evitar la contaminación por la aplicación intensiva de fertilizantes químicos y pesticidas, aseguran que tendrán que "enfatizar un enfoque agroecológico" del proyecto e impulsar cultivos perennes como la jatropha, que permite el uso de tierra de temporal o marginal, y así garantizar una mayor cobertura del terreno para control de erosión.

Con un costo de producción por litro de entre 5.3 y 12.4 pesos, los insumos agrícolas representan entre 59 y 91 por ciento de los costos de elaboración del biodiesel. Por ello, destacan que es necesario establecer un plan de desarrollo que integre de manera "inmediata" un contexto legal que fomente la creación de una dirección para el sector con metas claras y estándares nacionales, así como incentivos a la producción agrícola, a fin de desarrollar una industria nacional de producción de biodiesel, que incluya actividades de capacitación e investigación.

El texto sostiene que un proyecto exitoso para la producción comercial de biodiesel en México requiere de inversión en investigación y desarrollo agrícolas para mejorar la productividad de los cultivos energéticos, y señalan que el aporte privado debe ser bienvenido a participar en el proyecto; sin embargo los fondos básicos, insisten, "deberían ser aportados por el gobierno para asegurar la disponibilidad de información relevante de los interesados", recursos que proponen podrían ser obtenidos por medio de un "módico" impuesto estatal a los biocombustibles.

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