Pocos lugares del mundo parecen sufrir los efectos del calentamiento global como el fiordo helado de Ilulissat.
Quizás por esta razón los políticos y famosos que llevan la bandera de defensores del medio ambiente suelen tomarse fotografías junto las vastas masas de hielo que se desprenden del glaciar, ubicado en el frente del fiordo.
"El glaciar se está derritiendo", dicen. "Si no hacemos algo ya para recortar dramáticamente nuestras emisiones, la capa de hielo de Groenlandia y nuestro planeta corren peligro".
¿Están en lo cierto? ¿Los estudios sobre la capa de hielo de Groenlandia están indicando que la catástrofe es inminente?
La pregunta no tiene una respuesta inequívoca.
Avances y retrocesos
Es verdad que el glaciar Ilulissat, se ha retraído marcadamente en los últimos años -más de 15 kilómetros en la última década- pero existe también un cúmulo de evidencia que apunta a que un cambio como éste no es nuevo.
De hecho, en los últimos 10.000 años (un largo período de calentamiento desde el final de la última Edad de Hielo), los glaciares de la costa oeste de Groenlandia han atravesado varios períodos de avances y retrocesos.
Hace 4.000 años la Tierra era significativamente más cálida que ahora y en consecuencia el glaciar había retrocedido. La información disponible indica que, posiblemente, estaba 20 kilómetros más atrás con respecto a su posición actual.
En otras palabras, el glaciar Ilulissat puede llegar a un punto en su retroceso donde las dinámicas de la capa de hielo hacen muy difícil que se produzca un retroceso mayor. Y si se produce, ocurre muy lentamente.
Por esta razón, es recomendable detenerse un minuto a reflexionar sobre las complejidades del hielo cuando los ambientalistas afirman que la capa de hielo de Groenlandia -que contiene aproximadamente el 10% de las aguas dulces del mundo- se está "descongelando" y que esto puede provocar un aumento del mar catastrófico dentro de 100 años.
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